MAZOKA!
Entrado ya el 2023 y pasada la resaca del emocionante fin de año, es el momento de hacer repaso y hablar sobre cómo terminé el 2022.
Creo que fue a finales de septiembre o principios de octubre cuando desde MAZOKA nos comunicaron la vuelta a la presencialidad de la feria. Conozco la feria y a sus organizadoras (Marta, Anuska y María) desde el inicio, viendo como cada año compañeros/as asisten y vuelven felices y con buenísimas críticas, dando mucha envidia sana. Pero la mayoría del tipo de trabajo que yo hago, siempre por encargo no veía como encajarlo y aun no me había animado a presentarme.
Aún así, son muchos los proyectos propios que tengo anotados por varios cuadros y libretas y poco a poco he ido sacándolos. Uno de esos proyectos era hacer una colección botánica y aprovechando que suelo participar en INKTOBER, aproveché para llevarla a cabo.
Este fue el punto de salida que me hizo animarme para presentarme a MAZOKA. En mi propuesta reuní varios de los proyectos y áreas que quería probar, como la ilustración textil o en cerámica, y mandé la propuesta.
¡Y llegó el día! Cuando me llamaron para contarme que formaría parte de los 40 mazokalaris, ay, qué emocionante fue 🙂 Ahí empezaba un nuevo proyecto ya que era mi primera feria en la vida. Así como otros compañeros contaban ya con experiencia yo no tenía ninguna y varios/as compañeros/as me pusieron super al día en lo que iba a necesitar y cosas a tener en cuenta.
Desde el primer minuto, la organización de MAZOKA fue de no de 10, de 20. En todo momento pendientes de nosotros/as. El lugar donde se celebraba, el Depósito de aguas, es ideal para esta feria, a cobijo del frío y con una amplitud que hace que la feria se convierta en un bonito paseo.
Yo llegué muy nerviosa, por ser mi primera vez y por las expectativas de venta, se vendería algo? nada? Entre mis productos, que próximamente se ampliarán en la tienda online que estoy construyendo había cabezas de pájaro cerámicas, pegatinas y broches de insectos, láminas botánicas y de insectos, bolsas de loneta, carteles naturalistas…y fue mucho mejor de lo que esperaba 😉 La acogida de la gente me hizo emocionarme muchas veces, y ver como hubo personas que vinieron a comprar los 3 días que estuvo la feria, repitiendo. Ellos/as fueron lo mejor…junto a…LOS/AS COMPAÑEROS/AS.
Mazoka no habría sido lo mismo sin las organizadoras, Marta C. Dehesa, Anuska Arbildi y María Pastor, sin Ávaro Buendía, (la madre del perro que risas) “las chicas de al lado” Malen Pazos, y Elixabet, Álvaro Varograff (tan elegante como los de antes, que siempre llevan guantes) y su compañera y por supuesto…mi gran amiga Diana (hija de Carla Garrido) qué niña mas maravillosa.
Levantarse prontísimo, llegar muy tarde a casa, no dar una dando los cambios, amigos/as que van hasta la feria a comprarte cosas, no parar en 3 días, no dormir apenas, salir corriendo al baño pensando que tu puesto se autodestruye si no estás, el dolor de cabeza que no me acompañó…HOY MISMO REPETIRÍA, Mazoka es sin duda alguna EL RECUERDO de 2022. Sigue aun latiendo fuerte.
Una feria de referencia, una organización impecable, unas organizadoras absolutamente volcadas, y un acontecimiento, según los asistentes, imprescindible en la Navidad, que esperaban como agua de mayo, tan emocionados como nosotros, dedicándonos palabras de ánimo y agradecimiento a nuestro trabajo.
Las/os ilustradoras/es trabajamos, la mayoría de manera individual. Lo hacemos en casa o en pequeños estudios. La evolución de las tecnologías ha conseguido que seamos capaces de poder enseñar nuestro trabajo de aquí hasta Australia, e incluso vender a cualquier punto del mundo. Pero todo eso, se queda corto cuando vives una experiencia grupal como la venta directa, entre compañeros, con los que charlas, comentas y aprendes cosas nuevas.
Yo recordaré MAZOKA como “EL CAMPAMENTO DE INVIERNO AL QUE ASISTÍ”.
SUPER AGRADECIDA. LARGA VIDA A MAZOKA!!